lunes, 7 de diciembre de 2009

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EL NACIONAL - Lunes 07 de Diciembre de 2009 Cultura/3
 

Cultura

El foro del lunes

ALIRIO PALACIOS El artista cree que las carencias culturales del país son estructurales

"En este país es necesario que el Estado y los artistas se unan"

En noviembre, el creador venezolano inauguró en Caracas una muestra de grabados en la que reúne trabajos concebidos durante 50 años de carrera. A su paso por la capital, analiza la situación actual del arte en Venezuela



MARCO BELL
MBELL@EL-NACIONAL.COM




WILLIAM DUMONT


E n el estacionamiento de la galería Ascaso de Las Mercedes, cuatro caballos de Alirio Palacios destacan entre otras esculturas y lienzos. "Yo les doy vida y ellos solitos galopan por el mundo", dice con la humildad que lo caracteriza el creador nacido en Volcán, un poblado cercano a Tucupita. Palacios, nacido en 1938, es una de las glorias vivas del arte venezolano y se ha paseado con orgullo por las galerías y subastas más prestigiosas del planeta.

Afanado por multiplicar la memoria, este "artesano del arte" partió a Pekín luego de culminar su licenciatura en la Escuela de Artes Cristóbal Rojas. Se empapó de los temas tradicionales de China y aprendió la técnica milenaria del grabado a base de agua.

Con delicadeza, talló grandes tablas de madera e imprimió exquisitos bocetos con tinta de aceite sobre papel de arroz.

Una selección de obras de 5 décadas de trabajo, concebidas en Asia, Polonia, Ginebra y en su taller caraqueño, se exhiben desde hace semanas en la galería capitalina. Palacios, residenciado desde hace 20 años en Nueva York, llegó al país antes de la inauguración, 6 meses atrás, aquejado de la salud. Afable, el galardonado en 1979 con el Premio Nacional de Artes Plásticas expresa: "Prefiero estar aquí, quiero mucho a mi país. Es estupendo para vivir, para gozar y para pintar. Nuestros paisajes, nuestros espacios y nuestra luz son de una fuerza infinita Mis temas siempre son muy sencillos, abordo aspectos de mi país y de mi vida, como el río Orinoco, los aparecidos, los herejes, los pájaros, las frutas. Lo de pintar caballos comenzó en China.

Gracias a Dios que han gustado mucho. Me gusta pintarlos y los pintaré hasta el final de mi vida".

­¿Qué opinión tiene Alirio Palacios de la situación actual de las artes plásticas en el país? ­En Venezuela hay un movimiento de jóvenes que están haciendo cosas realmente interesantes, pero el Estado debe mejorar las escuelas de arte. Hay problemas serios en cuanto a la formación. No estoy de acuerdo con la pedagogía de arte de aquí. Tengo otro sentido de educación para arte, un sentido más estricto, más riguroso, más profundo que el que se imparte aquí.

Es importante la primera formación del pintor. En la época en la que el artista busca su mundo, sus planteamientos propios, su filosofía. Si no tiene esa base, tendrá muchas lagunas y perderá mucho tiempo buscando su identidad después.

­¿Cómo evalúa el trabajo de esos jóvenes creadores venezolanos? ­Aún están en búsqueda de su identidad. Aquí hay maravillas naturales espectaculares para los pintores. Hay que basarse en ese mundo que Venezuela nos brinda para comenzar a caminar hacia adelante.

Y el consejo que les doy a esos artistas es que trabajen mucho, que busquen su mundo, que está aquí, en Venezuela.

­¿Qué opinión le merece la tendencia a la comercialización del arte? Muchos artistas anteponen el lucro a la búsqueda de sus propios códigos estéticos. ­Por eso digo que el Estado debe darle más ayuda económica a los artistas. Tiene la obligación de formarlos bien para que luego salgan y representen al país. El creador se afana en vender porque no consigue apoyo, y de algo tiene que vivir, tiene que comer, comprar materiales, viajar para abrir sus horizontes y ver lo que se está haciendo en el resto del mundo. El dinero es necesario y los artistas se ven obligados a caer en eso, en ese camino que los lleva a hacer cosas que no se corresponden con su identidad artística. Esa es una de las formas en las que el creador se corrompe.

En Alemania, cuando ven que un pintor es bueno, el Estado lo protege y le dice: "Tú vas a pintar y te vamos a ayudar".

Le dan un espacio y lo ponen a trabajar. En Francia también gastan mucho en cultura. Sus gobernantes aseguran que con ese apoyo buscan conseguir un valor. "Y cuando aparezca ese valor será la gloria de Francia", dicen.

­¿Cuáles cree que son las carencias de Venezuela en lo cultural? ­Las carencias son fundamentalmente estructurales.

Hay carencias de soporte, de educación, de espacios. Y eso aplica a bailarines, teatreros y artistas plásticos por igual.

Aquí es necesario que la gente estudie con moral y con firmeza. Uno ve que aquí algunos reciben más que otros. A los músicos los ayudan, pero los artistas plásticos han sido de los más desatendidos. No les dan nada, y uno no entiende por qué.

­¿Qué opina de casos como el del fotógrafo Luis Britto, quien en una oportunidad fue vetado de la Fundación Museos Nacionales? ­Eso está mal. El país es de todos los artistas y todos deben recibir el mismo apoyo. Luis Britto es un gran fotógrafo.

Y hay que apoyarlo para que haga mejores fotos, no cerrarle las puertas. Aquí el Estado debe ser más bondadoso con los creadores. En este país es necesario que el Estado y los artistas se unan para que salga de allí una obra profunda que sea gloria de la patria.

Si no tenemos ayuda y hay discriminación, eso no será posible.

­En un mundo conflictivo, lleno de amenazas de todo tipo, ¿qué papel debe desempeñar el artista? ¿Qué posición debe asumir ante situaciones extremas? ­Ante la exterminación del ser humano, el artista debe tomar una posición muy seria, debe unirse a una humanidad profunda para que los hombres se respeten entre ellos. Deben seguir el ejemplo de creadores como Picasso, que pintaron escondidos y denunciaron la matanza. Ante una guerra hay que tomar posición, opinar bien y legar una obra.

Así, muchos autores dejan el testimonio de su momento histórico. Eso es lo más bello, pelear con el pincel, con una brocha y con una obra.

­En el siglo XX, el mundo puso los ojos en el arte venezolano gracias al movimiento cinetista. El apoyo que recibió esa corriente quizá ensombreció el trabajo de otros artistas que no se apegaron a ella. Como usted, por ejemplo. ¿Cree que el cinetismo, en su momento, ensombreció la obra de otros creadores venezolanos? ­Siempre que aparece un movimiento interesante, toda la atención se deposita en él. El cinetismo causó furor en el mundo entero, pero hoy nos damos cuenta de que el arte figurativo no morirá nunca porque está basado en el hombre, en su humanidad, en lo que hace, en su vida, en su acción diaria. Y eso jamás muere. Los movimientos pasan y el arte figurativo sigue andando y andando.



 

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