Escenas Los cinco mosqueteros de la pintura |
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Brines, Ferrer, Mendoza, Parella y Vívenes se reúnen de nuevo en torno a un medio subestimado en la contemporaneidad Tres cosas diferenciaban a Starsky Brines, Enay Ferrer, Jonidel Mendoza, Paul Parella y José Vívenes de los demás estudiantes de arte del Instituto Armando Reverón. La primera es que siempre andaban juntos; la segunda, que casi todos venían del oriente del país, y la tercera, que creían en un lenguaje cuya muerte había sido decretada ya hacía unos cuantos lustros: la pintura.
Varios de ellos han coqueteado con el expresionismo, pero de ninguna manera se asumen como una versión nacional de Der Blaue Reiter, el grupo alemán en el que militaron Vassily Kandinsky y Paul Klee a principios del siglo pasado. No tienen postulados ni manifiestos, tan sólo el deseo de mantenerse fieles al dibujo y la pintura.
Se juntaron por primera vez en Proyecto Pintón, una colectiva organizada por la galerista Gabriela Benaím en 2005. Allí se dieron a conocer como "los chamos que pintan", un mote que la prensa y el mercado les endosó para diferenciarlos de sus demás colegas, más inclinados al arte conceptual y los nuevos medios. Seis años después vuelven a juntarse bajo la tutela de Benaím en la exposición Pintón pasado. Pintura fresca, curada por María Elena Ramos.
Los cinco siguen defendiendo la pintura como acto de comunicación. Lo urbano, lo icónico, el entorno e incluso lo religioso son algunos de los temas que tocan. La propuesta más social es la de Brines, que ahonda en el aspecto de la violencia a través de dos lienzos de gran formato y una serie de pintura sobre páginas de periódico. Ferrer trabaja el imaginario religioso, artístico y mediático a través de diversas técnicas con el collage y el esténcil.
Parrella, el más abstracto, aborda el agua, la luz y el cielo a través del color, mientras que Vívenes sigue viendo en el retrato, en el rictus de dolor de sus personajes, la manera de reflejar los dramas del hombre moderno.
Mendoza trabaja el dibujo en el espacio. Su obra ha pasado por un proceso de desmaterialización consistente. En esta ocasión presenta una instalación en la que las líneas son trazadas por la luz.
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