sábado, 16 de junio de 2012

José Vívenes: Hacer un retrato es pintar la ausencia de un ser (EL NACIONAL - Sábado 16 de Junio de 2012 Cultura/7 )

 

 

 

EL NACIONAL - Sábado 16 de Junio de 2012

Cultura/7

 

Cultura

EXPOSICIÓN Teatro pictórico mezcla lienzos de gran formato con ensamblajes

José Vívenes: Hacer un retrato es pintar la ausencia de un ser

El artista revela una obra más depurada en la que el espacio vacío cuenta tanto como el personaje

 

CARMEN VICTORIA MÉNDEZ
cvmendez@el-nacional.com


 

 


José Vívenes pinta retratos de personas de carne y hueso. No lo hace por encargo, a la manera de los artistas académicos que en el pasado le regalaron a la Historia la mejor cara de los conquistadores, reyes, sacerdotes, mecenas o héroes de guerra. El interés del artista está en la gente común, cuyos semblantes capta en sus recorridos a pie, en carrito o en Metro, entre Caracas y Catia La Mar, la población varguense en la que reside. En lugar de presentarlos con todas sus galas, el creador los deforma para revelar el lado oscuro y alienado de la humanidad.

El nombre del pintor nacido en Maturín es sinónimo de rostro. Por ello llama la atención que en su más reciente individual, titulada Teatro pictórico, prescinda a ratos de la expresión facial y deje ese espacio hueco, o se centre en un brazo o un torso que parecen suspendidos en el lienzo.

En algunas piezas, Vívenes separa las caras de sus personajes y las saca de la tela para llevarlas al espacio extrapictórico. Las coloca en hileras de ensamblajes en materiales diversos, mutiladas, anónimas.

En otras, sí se centra en mostrar su rictus de dolor. "Siempre me ha interesado el retrato, pero a medida que he desarrollado una investigación tanto plástica como conceptual de éste, me he dado cuenta de que no solamente es la imagen fidedigna de alguien, también es la ausencia de esa persona", expresa.

Lo que sí conserva el artista de la noción más tradicional del retrato es su capacidad de reflejar los valores culturales y sociales del momento, tamizados por la visión personal del creador en torno a la realidad que vive.

En ese sentido, Vívenes relata que el género es mucho más que una cara; puede incluso agregar objetos o circunstancias que rodean al retratado.

"Me interesa mucho lo metafórico, lo que no entra en el lugar mimético de la imagen, sino en la austeridad, en lo que se ausenta, y ello lo busco para crear una pintura. El rostro pasa a un segundo plano y el foco lo pongo en las circunstancias, en el entorno, que en este caso no es el del retratado, sino el mío o el de los lugares en los que transito", señala.

El creador no cree que sus obras, en las que predominan los tonos ocres, guarden nexos con la idea de mutilación, sino más bien con sus experiencias personales como habitante de un mundo fragmentado.

La fragmentación también está ligada al papel del artista, que en el entramado social es también un personaje, una persona que tiene la misión de filtrar, de procesar la vida en su taller para aportar una visión, una imagen que no siempre es referencial. "Busco puntos focales para crear escenas inconclusas en el espacio pictórico", indica.

El conjunto revela la evolución del trabajo de Vívenes, que ahonda en sus relaciones entre figura y fondo, con pocos elementos en el cuadro. El pintor sacrifica la fuerza de la pincelada y del color en aras de una imagen depurada en la que lo que no se ve tiene tanto peso como lo que sí se muestra.

Fuera del museo. Es la primera vez que Vívenes crea una serie de obras pensadas para ser mostradas en un espacio no museístico: la agencia de publicidad ARS-DDB. Lo hace en la IV Expo Jóvenes Talentos, organizada con la colaboración de la fundación Art Tempo.

Allí no sólo desplegó lienzos en gran formato que juegan con el espacio de la sala, sino también se permitió intervenir pizarras, rotafolios y otros elementos de trabajo. También le imprimió un carácter instalativo a su obra, a través de obras tridimensionales. En el medio hay un tobogán de madera destartalado, que conduce a una suerte de corral lleno de juguetes. "De los ensamblajes me interesa su carácter espacial y la precariedad del material y de la imagen en sí; estos elementos son una metáfora de la precariedad social y la pérdida de valores en la cual vivimos y que afecta en especial a los niños", finaliza.



 

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