CulturaARTE Al pintor le parece significativo que lo seleccionaran por encima de los cinéticos Oswaldo Vigas reinventa el mundo todos los días con su pincel El creador participará en una colectiva de arte iberoamericano en Madrid, con el lienzo Solariega Oswaldo Vigas desconoce cómo llegó su nombre a los oídos de los comisarios que preparan la exposición de arte iberoamericano que conmemorará los 200 años de la constitución del Tribunal de España. Tampoco sabe qué le dirá al rey Juan Carlos I cuando le imponga la condecoración que recibirán los artistas que participan en la muestra.
Lo que sí tiene claro es que el hecho de que el representante del país sea él, y no un exponente del movimiento abstracto geométrico, es un batacazo.
"Entre los 23 artistas seleccionados están el argentino Julio Le Parc, el guatemalteco Rodolfo Abularach, el mexicano José Luis Cuevas, el peruano Fernando de Szyszlo, el colombiano Antonio Samudio...
No hay ningún geométrico ni cinético. Bueno, Le Parc tiene algo de eso. En todo caso, la sorpresa es que no sea uno de los de Venezuela. En el país son ellos los que han mandado. Cuando se habla de arte venezolano todo el mundo nombra a Soto", dice Vigas.
El artista de 85 años de edad asegura que, a pesar de la hegemonía de la abstracción geométrica, nunca se sintió tentado a cambiar de lenguaje, pues su intención fue dedicarse por entero al arte puro. "Ese cinetismo es arte aplicado, sirve para adornar. Un cuadro mío no es un adorno. Por eso no soy cinético. No lo tenía en mi carácter. Siempre fui más bien antigeométrico, anticinético, anti toda esa vaina".
Sin embargo, Vigas no se define como un artista contracorriente, sino simplemente como alguien que tiene algo que decir a través de la pintura y la escultura, y en especial de sus Brujas, como bautizó sus aproximaciones a la figura femenina en los años cincuenta.
"Eso se llama creación. En ese aspecto los creadores se asemejan a Dios, que también hizo al mundo, se dice. Yo no creo en nada de eso. Pero si hay un Dios sobre la Tierra, esos son los artistas y los poetas, que inventan mundos. Yo invento el mundo todos los días", señala.
En su taller, mientras espera la visita de las autoridades de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, que el pasado viernes le otorgaron el doctorado honoris causa, muestra obras que pintó en los últimos tres días. "¡Claro que todavía pinto! ¿Qué cree, que ahora me chupo el dedo? Desde hace años tengo el taller y la casa juntos.
A veces molesta porque mucha gente viene. Es preferible tener algo más separado. Pero para mí es cómodo porque no hago más que bajar, y tengo espacio.
Cuando comencé guardaba los cuadros debajo de la cama. No tenía dónde guardarlos. Después hice un techo falso en el cuarto para poner los cuadros", recuerda.
La obra que Vigas llevará a Madrid se titula Solariega y data de los años sesenta. El artista defiende a capa y espada el oficio de pintar. No cree que otros lenguajes puedan sustituir la intensidad de la mano que sujeta el pincel y recorre el lienzo. "Los detractores de la pintura pueden decir lo que quieran. Hablar es libre y hablar pendejadas aún más. Muchas de las cosas que se hacen en el mundo se han hecho en contra de la opinión de algunos pendejos, incluso descubrir América. Siempre hay los que dicen: `Eso no se puede hacer".
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